A menudo cuando un caballo muestra dificultades al realizar un trabajo como falta de coordinación en los trancos, dolor y rechazo al trabajo pensamos inmediatamente en que el caballo pueda tener algún tipo de lesión muscular o de los tendones. Pero no únicamente una lesión de este tipo puede ser la causa. Una simple restricción en el tejido fascial o fascia puede causarle suficiente incomodidad al caballo como para que muestre los problemas arriba mencionados.
Una restricción en la fascia hace que en la zona llegue de manera limitada la circulación de la sangre, el oxígeno y la energía. Si existe un bloqueo en una parte de la fascia, el cuerpo, para hacer llegar los mencionados suministros, encontrará un camino rodeando la zona bloqueada ya que siempre buscará el camino de menos resistencia. Así pues el área de la fascia bloqueada no recibirá los elementos vitales y se mantendrá en un estado de tensión crónica, que a su vez tensará y comprimirá todo el tejido fascial que está envolviendo prácticamente todo el cuerpo.
La fascia es un tejido conectivo duro que crea un red tridimensional que se extiende sin interrumpirse de la cabeza a los pies y conecta todos los tejidos del cuerpo. Conecta la piel con el musculo, el músculo con el hueso y los organos unos con otros. Es un tejido fuerte, que puede aguantar más de 900 kilos en 2cm2. Es esa fibra blanca brillante que ves cuando cortas un trozo de carne o cuando separas la piel de la carne del pollo.
La fascia se compone de:
1. Elastina –la parte elástica y flexible de la fascia 2. Colágeno -la parte dura y que mantiene y da forma a la estructura 3. Sustancia base/matrix: la sustancia gelatinosa que transporta el material metabólico por el cuerpo.
El sistema fascial funciona estabilizando, sosteniendo y amortiguando. Crea la separación entre los músculos y también crea espacio a través del cual pueden pasar fluidos, vasos sanguíneos y nervios delicados. Tiene la habilidad de contraerse activa y suavemente como un músculo y en consecuencia influenciar la dinámica musculo-esquelética. En un estado sano, el colágeno envuelve la elastina de forma ondeada y relajada.
Cuando hay un problema en la fascia se genera una respuesta anti-inflamatoria que genera una tensión en el tejido, afectando la conductividad eléctrica, las contracciones musculares, la circulación de la sangre, el drenaje linfático y la circulación de fluidos al cerebro y a la médula espinal. Esto impacta la habilidad del caballo para moverse y para aprender. Una fascia tensa lleva a una postura y biomecánica forzada, con una reducción en la fuerza y resistencia. Un sistema nervioso impedido o dolorido puede causar comportamientos reactivos o impredecibles.
El dolor o el estrés crónico también impactan en la fascia. La tensión constante en los músculos reduce la circulación, y esto causa que la fascia se seque. Esta red tensional puede verse encogida o deshidratada y en consecuencia afectar la función muscular y la movilidad articular. Esto a su vez se muestra como dolor, incomodidad, rigidez o movilidad reducida y movimiento alterado. Bajo estas circunstancias, la fascia no sólo pierde su habilidad para comunicarse a través de la biotensegridad, sino que también pierde su habilidad de lubricar, aislar, envolver y sostener funcionalmente todos los sistemas coporales. Puede volverse excesivamente extensa o acortada y puede no responder rápidamente a los cambios funcionales requeridos en la postura o en el movimiento. Esto explica porqué algunas personas pueden tener dolor que aparece de manera aparentemente no relacionada con la lesión original.
Restricciones en la fascia, anomalías en el paso y patrones de movimiento disfuncional. Estos pueden estar presentes tanto en caballos sin trabajo como en los de competición. Estas disfunciones en la fascia pueden causar dolor y cojera. La fascia se reajustará a los desequilibrios posturales con el tiempo. Los desequilibrios deben ser corregidos o el jinete se encontrará con resistencia, rigidez y conducta de evitación por parte del caballo. Los jinetes deberían solucionar también sus propias incorrecciones en la postura, ya que pueden afectar no sólo a cómo se mueva el jinete sino también el caballo.
Los masajes basados en técnicas de liberación de tensiones para relajar los tejidos pueden ser una solución óptima para relajar el tejido fascial, eliminar la tensión de dicho tejido y así solucionar los problemas que muestre el caballo. Naturalmente, siempre es recomendable descartar primero con el veterinario cualquier posible lesión debida a otras causas.