Una investigación realizada por la Dr. Evelyn Hanggi, presidenta de la fundación de investigación equina en Aptos, California pretende desmontar los mitos sobre las limitaciones en la visión de los caballos.
“Hay muchos mitos y malentendidos sobre cómo ven los caballos” afirma la Dr. Evelyn Hanggi. “Después de leer repetidamente y oír cosas extrañas sobre la visión equina, decidimos diseñar algunos estudios no invasivos que proporcionaran un prueba solida de una y otra forma. Parece que mientras en algunos aspectos los caballos ven el mundo de manera parecida a la nuestra, hay algunas diferencias importantes que deben ser consideradas.
Una ventana al mundo
• La visión monocular permite al caballo ver cosas distintas a través de cada ojo.
• La visión binocular permite al caballo enfocar en cosas con ambos ojos a la vez. • Los caballos tienen la habilidad de cambiar entre visión monocular y binocular. • Debido a como están posicionados los ojos en la cara de los caballos, tienen dos puntos ciegos uno justo delante de la nariz y el otro justo detrás de la cola cuando sus cabezas y cuellos están rectos. • Permitir a tu caballo levantar, bajar o inclinar la cabeza puede ayudarle a juzgar distancias mejor cuando tenga que saltar, correr o evitar obstáculos. • Las zonas de mucho contraste lumínico pueden sorprender o preocupar inicialmente a los caballos, pero sus ojos se adaptan rápidamente a las diferencias entre claros y oscuros. • Los caballos no ven los colores como nosotros, pero sí ven colores.
Visión periférica
Algunos estudios han demostrado que el hecho de tener los ojos a los lados de la cabeza permite a los caballos ver un círculo casi completo a su alrededor. En efecto, los caballos tienen una visión del mundo panorámica, en gran angular.
Lo que el caballo ve con un ojo se llama visión monocular. Y esta habilidad para ver cosas diferentes con cada ojo ayuda al caballo a asimilar qué está pasando a su alrededor de forma generalizada.
No obstante, los caballos tienen la habilidad de enfocar sobre un cierto objeto con ambos ojos. Usando la visión binocular, en la que ambos ojos trabajan juntos, los caballos pueden enfocar en un punto o objeto concreto.
Comunicación entre ojos
Uno de los grandes mitos es el de que “sólo porque lo haya visto por el lado derecho no significa que lo vaya a reconocer por el lado izquierdo”. Esta teoría equivocada sugiere que los dos lados del cerebro del caballo no están conectados ni comunicándose. Esto, según observa la Dra. Hanggi, haría del caballo una rareza en el reino animal, ya que, como cualquier otro mamífero, los caballos tienen una estructura en el cerebro llamada corpus callosum, que conecta ambos hemisferios del cerebro, de manera que la información se intercambia de uno a otro.
Puesto que solo la mera presencia de esta parte de la anatomía no probaba que la información realmente se intercambiase, la Dr. Hanggi realizó una serie de pruebas usando imágenes que los caballos no habían visto nunca. Sin humanos alrededor que dieran pistas sin querer, a los caballos se les dio la opción tocar imágenes con su nariz para recibir premios.
Para rebatir el mito de la no comunicación entre ojos, los caballos de la fundación de investigación equina fueron entrenados para responder a una de dos opciones, teniendo uno de los ojos tapados. Cuando se le tapaba el ojo contrario, el caballo no tenía ningún problema para elegir la imagen correcta. Estos resultados fueron consistentes durante el test con varios juegos de imágenes distintos.
Entonces, ¿por qué se asustan los caballos al ver el mismo buzón de correos al venir desde una dirección diferente?
Esta pregunta tiene tantas posibles respuestas que una sola explicación no podría bastar. Una posible explicación es que a veces los caballos no reconocen los objetos cuando los ven desde un ángulo nuevo. La Dra. Hanggi hizo experimentos sobre este tema y determinó que los caballos pueden reconocer objetos rotados desde la mayoría (pero no desde todas) las orientaciones.
Hanggi cree que no se trata de un problema de visión. Los caballos necesitan poder mirar con atención su entorno. Los caballos que han visto muchos objetos en diferentes situaciones y han desarrollado confianza en sus jinetes generalmente reaccionan de manera más calmada cuando se topan con algo extraño.
También puede influir la función del lado de cerebro que controla cada ojo y que relaciona las preferencias de observación mediante un ojo u otro en función de la respuesta emocional que provoca, tema que comentamos más adelante.
Otros motivos, por los que los caballos se pueden asustar de objetos con los que deberían estar familiarizados, pueden ser por cambios en la luz (contrastes y sombras), o por la posibilidad de que el caballo esté viendo algo que tu no ves. Puede tratarse de un bicho entre la hierba o una bisagra rota que le de una silueta diferente a la que tenía hace una hora.
En lo que se refiere a arroyos, rocas, arbustos, arboles o la caseta del vecino, podría sernos útil pensar que, de la misma manera que una persona experimentada en trekking irá mirando atrás regularmente para mantenerse orientado, al ser consciente de qué los puntos de referencia pueden ser irreconocibles desde la dirección opuesta al volver a casa, es posible que el caballo no reconozca un objeto potencialmente peligroso visto desde la dirección opuesta, y realmente necesite investigarlo todo de nuevo para convencerse de que no es un monstruo depredador.
Si, por ejemplo, estas cruzando un arroyo por segunda vez, pero desde la orilla opuesta, a todo efecto se trata de un arroyo distinto para el caballo. Si ha cruzado muchos arroyos antes, probablemente no sea gran problema. Pero si está aprendiendo a cruzarlos, dale tiempo para que investigue.
Percepción de profundidad
La idea de que los caballos no tienen buena percepción de profundidad también parece basada en que sus ojos están en los lados de su cabeza. Hay numerosos problemas con este mito.
En primer lugar mirar solo con un ojo sí da un adecuado grado de percepción de profundidad. Además, recordemos que los ojos del caballo están colocados ligeramente al frente, dándole una superposición de 55-65 grados. Así pues, además de visión monocular, los caballos tienen un cierto grado de visión binocular (dos ojos trabajando a la vez). La visión binocular permite una percepción de profundidad precisa.
Una forma mediante la cual los caballos parecen refinar su percepción de profundidad es levantando, bajando o inclinando sus cabezas. Una aplicación práctica es que, si pides a tu caballo que salte o se mueva alrededor de algo, le resultará mucho más fácil si tiene las riendas más bien sueltas y libertad de movimiento de la cabeza para juzgar distancias.
A pesar de los puntos ciegos que tienen los caballos, la Dra. Hanggi afirma que “incluso entonces, un pequeño giro de la cabeza es suficiente para que pueda ver esas areas ocultas”. Y añade: “En resumen, en cualquier momento tu caballo ve mucho más de lo que tu puedes”
“Necesitamos comprobar no sólo lo que hay delante de él, sino también lo que puede haber a los lados o detrás de él” explica la Dra. Hanggi. “Los humanos tendemos a tener una visión túnel y nos concentramos sólo en lo que está delante, en lugar de ser conscientes de todo el entorno”.
Brevemente después de que la Dra Alison Harmon, de la Universidad de Western Australia viera como dos caballos de doma chocaban porque no se habían visto, usó un oftalmoscopio para examinar la retina del ojo del caballo para determinar su campo de visión. Descubrió que la parte delantera de la vista del caballo llega aproximadamente hasta debajo de su nariz, con el punto ciego siendo del ancho del cuerpo del caballo por delante y ligeramente por encima del nivel de sus ojos.
Es por esto que si se monta a un caballo con la frente vertical al suelo, o sobre flexionada y con la nariz apuntando hacia el pecho, sólo ve el suelo bajo su nariz. La visión periférica todavía le muestra lo que hay a los lados, pero está ciego a cualquier cosa delante suyo.
¿Miope?
También se realizó un experimento para determinar lo precisa que puede ser la visión del caballo. Se enseñó a los caballos a elegir entre imágenes de rayas verticales en blanco y negro de diferentes amplitudes. Los investigadores fueron estrechando el ancho de las rayas hasta que los caballos ya no podían detectar la diferencia. Esencialmente, esto dio como resultado una visión de 20/30. Una visión humana perfecta sería de 20/20, por lo que un caballo tendría una visión suficientemente buena como para pasar el examen óptico del carnet de conducir.
Visión nocturna
La visión nocturna del caballo no es tan buena como la de una lechuza, pero es mucho mejor que la de las personas. Los ojos del caballo parecen muy sensibles a la luz tenue, y pueden ver bastante bien de noche. La Dra. Hanggi, que condujo experimentos en referencia a la visión nocturna del caballo, explica un buen ejemplo:
"Estaba en el desierto con el director Jerry Ingersoll en nuestra excursión anual para observar Mustangs salvajes. Una noche a medianoche, nos despertó lo que parecía ser el ruido de un tren que se aproximaba. Al cabo de un minuto, un gran grupo de Mustangs pasó galopando por al lado de la tienda en la oscuridad, aunque el terreno era abrupto y había montículos, barrancos, rocas y arbustos. Fue una experiencia increíble para nosotros y claramente veían hacia donde se dirigían.”
También es notable que los caballos puedan adaptarse de manera relativamente rápida a las diferencias entre luces y sombras, pero que en determinadas situaciones pueden verse afectadas sus reacciones hasta cierto grado. El motivo por el que tu caballo puede dudar al pasar por una puerta oscura o estar inquieto en el camino cuando pasas de un campo iluminado a un camino ensombrecido por los arboles puede ser porque no puede ver de inmediato a donde se le pide que vaya. Puede necesitar desarrollar más confianza en este tipo de situaciones.
Visión en color
Anatómicamente hablando, sabemos que los caballos tienen conos y bastones (los "conos" detectan diferentes colores) en sus ojos. Las personas tienen más conos que la mayoría de animales, incluidos los caballos, así que aunque los caballos pueden detectar algunos colores, otros son imperceptibles para ellos. Los experimentos publicados por la Dra. Hanggi indican de manera evidente que los caballos tienen ciertas deficiencias para reconocer los colores rojo y verde. Los colores rojo, naranja, amarillo y verde les parecerán indistinguibles.
Aún así, en un experimento diseñado para rebatir la teoría de que no ven bien los colores, la Dra. Hanggi demostró que los caballos pueden detectar objetos verdes en un fondo de color verde. "Incluso aunque los caballos no puedan ver colores como lo hacemos los humanos, sí son capaces de ver los objetos en sí. El hecho de que no vean bien sus colores no hace que los objetos les sean invisibles."
Preferencia visual según el ojo/lado del cerebro
Según el Dr. Martine Hausberger, director de investigación en el Centre National de Recherche Scientifique de la Universidad de Rennes en Francia, "En los últimos años, investigadores han sugerido que hay un vínculo entre la respuesta lateralizada y las emociones en animales."
La lateralización del cerebro se refiere a la hipotesis de que los lados izquierdo y derecho del cerebro son funciones diferentes. Los estudios preliminares han demostrado que los caballos usan el ojo izquierdo, controlado por el lado derecho del cerebro, para explorar un nuevo objeto. Los caballos más emocionales pasan más tiempo examinando un objeto desconocido con el ojo izquierdo.
El propósito de este estudio era determinar si los caballos experimentaban lateralidad motora (una preferencia a observar los objetos desde un lado o desde el otro) y si la lateralidad estaba vinculada a una respuesta emocional.
Se observó las reacciones de 38 yeguas árabes, a las que se mostraron tres objetos:
Un cubo (asociado con comida—un valor emocional positivo);
Un cono de plástico naranja (un objeto nuevo con valor emocional neutral), y;
Una camisa blanca usada por veterinarios (valor emocional negativo).
Se descubrió que las yeguas usaban su ojo derecho de manera más habitual para explorar un objeto nuevo (el cono) y el ojo izquierdo para explorar un objeto negativo (camisa). Para el objeto con asociación positiva, el cubo, las yeguas usaban su campo de visión binocular para explorarlo. También se tomaron mucho más tiempo en explorar el objeto de asociación negativa a comparación con los otros.
"Esto sugiere que el lado izquierdo del cerebro (que controla el ojo derecho) se usa para explorar cosas nuevas, pero que el lado derecho del cerebro es importante para procesar respuestas emocionales negativas" dijo Hausberger. "Puesto que las yeguas usaron la visión binocular para el cubo, las emociones positivas pueden ser procesadas por ambos lados del cerebro."
Según Hausberger,la forma en que los caballos miran los objetos pueden dar una indicación del “valor” que se le da al objeto: intrigante (poca emoción), inductor al miedo (provocador de una reacción) o familiar y positivo. Esto puede ayudar a comprender la percepción que hace el caballo del mundo.
Observar como los caballos miran los objetos puede ayudar a sus dueños a entender las reacciones de estos animales.
Fuentes de información: Equisearch, “Horse Vision and Eyesight”, y The Horse “Equid Emotions and Laterality”.