Arranca oficialmente el verano, por lo que este tema me ha parecido especialmente adecuado, ¿Cómo afecta el calor a los caballos y qué cosas tenemos que observar para asegurarnos de que nuestro caballo no sufra un golpe de calor?
La Universidad de Minnesota publicó un artículo sobre este tema, que os resumo a continuación.
Cuidar de los caballos durante el verano con las altas temperaturas es algo muy importante y se debe tener un cuidado especial para poder reducir el estrés y mantener la salud y el bienestar del animal.
Normalmente, los caballos sudan para refrescarse. Al evaporarse el sudor de la superficie de la piel proporciona un efecto refrescante. Un caballo que entrene en un ambiente caluroso puede llegar perder entre 7 y 15 litros de sudor por hora, aunque la evaporación puede ser menor en un ambiente de humedad alta.
La zona térmica neutra para caballos se estima entre 5ºC – 25ºC, siendo críticas las temperaturas más bajas o más altas que las del margen indicado. Se entiende comúnmente que los caballos requieren más calorías para mantener el calor durante los meses de invierno. Pero no se conoce a fondo el impacto de las temperaturas que están por encima de la temperatura crítica en lo que se refiere a necesidades calóricas, cambios metabólicos y usos nutricionales.
Además, el estrés por el calor tiene un efecto negativo en la alimentación, y la mayoría de caballos no querrán consumir demasiado alimento en días calurosos, como nos pasa a los humanos y a otros animales. El cambio en el metabolismo, junto con una posible alimentación más reducida, puede producir una pérdida de peso, en concreto perder masa muscular.
Es crítico llevar un seguimiento de la alimentación, peso y condición corporal durante las altas temperaturas, especialmente en el caso de caballos delgados, viejos o jóvenes. Si se observa una perdida de peso o de masa muscular, es recomendable contactar con un veterinario o nutricionista para solicitar ayuda.
Afortunadamente, se ha demostrado que los caballos pueden aclimatarse a climas cálidos y húmedos. Se recomienda un periodo de aclimatación de 15 a 21 días para caballos que vengan de climas más fríos o secos y que viajen para competir o mudarse a condiciones de temperatura y humedad elevadas. El periodo de aclimatación da como resultado una tolerancia más elevada tanto al calor como a realizar ejercicio. No obstante, la aclimatación no evita la necesidad de controlar el estado de salud de los caballos durante los entrenamientos y competiciones en ambientes cálidos y húmedos.
Para ayudar a reducir los efectos del calor y mantener a los caballos cómodos aquí van algunos consejos:
Aprovechar las horas más frescas del día para salir (por la mañana temprano, a última hora de la tarde o incluso de noche)
Proporcionar un refugio del sol por acceso a un lugar con sombra de árboles o a una construcción. La sombra se moverá durante el día y una construcción podría bloquear la circulación natural del aire.
Vigilar si hay señales de quemaduras por el sol, especialmente en zonas de la piel de color claro o blancas, también usar máscaras y asegurar el acceso a zonas de sombra.
Los ventiladores ayudan a mejorar la circulación del aire, pero hay que asegurarse de que los cables y enchufes están totalmente fuera de alcance de los caballos para evitar que se electrocuten.
Asegurar el acceso a agua limpia y fresca (temperatura recomendada de entre 8º y 18ºC) a todas horas. En función de la alimentación, un caballo adulto en un clima fresco y en descanso normalmente beberá de 22 a 37 litros de agua cada día, y beberá todavía más si trabaja o hace mucho calor.
Los cubos y tanques de agua deberán limpiarse con más regularidad en un clima caluroso ya que las algas y bacterias crecen rápidamente en el agua caliente. La toxicidad del alga azul (que afecta a caballos, mascotas y ganado en general) es más común en charcas o arroyos lentos durante el tiempo caluroso y seco.
Poder tomar sales potenciará que beben más. La sal suelta es preferible a los bloques de sal.
Considerar dar electrolitos a caballos que han estado sudando mucho o que van a hacerlo. Si los electrolitos se añaden al agua, ofrecer aparte también agua normal ya que a algunos caballos no les gusta el sabor de los electrolitos y beberían menos cantidad. Sólo se deberían dar electrolitos formulados para caballos.
Reducir el tiempo y la distancia montando a caballo. El estrés por calor puede afectar a cualquier caballo pero es especialmente común en caballos viejos, obesos o que no están en forma. Los potros también tienen tendencia a sufrir estrés por calor y deshidratación.
Esquilar a los caballos de pelo largo para facilitar su refrigeración (por ejemplo en caballos con la enfermedad de Cushing, es decir, que no pierden o cambian el pelo como deberían en verano).
Transportar a los caballos durante las horas más frescas del día. Asegurarse de que los vans estén bien ventilados y que se les ofrece agua frecuentemente. No aparcar los vans con los caballos en su interior directamente bajo la luz del sol.
Los caballos con anhidrosis no tiene apenas la capacidad de producir sudor, por lo que son los principales candidatos a sufrir estrés por calor. Hay que poner especial atención en sus cuidados.
Se recomienda evitar montar a caballo cuando la temperatura y la humedad relativa combinadas son elevadas. Si un caballo se monta o vive en un lugar con un clima principalmente cálido y húmedo, es esencial:
Ajustar los horarios de monta a los momentos del día con la temperatura más baja.
Trabajar de manera ligera e incluir pausas frecuentemente que permitan al caballo refrigerarse y recuperar una pauta respiratoria normal. No forzar al caballo más allá de su capacidad física (esto no se debería hacer nunca, sea cual sea la temperatura)
Observar que el caballo sude de manera normal.
Usar ventiladores y trabajar el caballo en la sombra cuando sea posible.
Proporcionar acceso a agua fresca y limpia en todo momento, y ofrecerle agua frecuentemente durante el trabajo. No existe ningún motivo para no ofrecerle agua a un caballo que tiene calor.
Si el caballo dejar de sudar, respira con dificultad o se muestra aletargado, angustiado o des coordinado, llamar al veterinario de inmediato.
Para refrescar un caballo con un golpe de calor (temperatura rectal por encima de 40ºC) mojar con agua fría usando un espray o esponja la cabeza, cuello, espalda, grupa y piernas y eliminar de manera inmediata con una rasqueta el agua sobrante del pelo, repitiendo este procedimiento hasta que el caballo esté fresco. Este método es efectivo porque el calor se transfiere de los músculos y la piel del caballo al agua, que se elimina para refrescar al caballo. Es crítico eliminar el agua con una rasqueta de inmediato o el agua servirá como aislamiento y podría aumentar la temperatura del cuerpo del caballo.
Añadir hielo al agua incrementará la velocidad de refrigeración de caballos con una temperatura rectal superior a 40ºC. Aunque hay quien cree que añadir hielo puede provocar un “shock” a un caballo con un golpe de calor, hay investigaciones que han demostrado que usar hielo para refrescar a un caballo es seguro. Los baños de hielo han demostrado reducir la temperatura y disminuir las frecuencias cardíacas después de un ejercicio intenso, y también se observó que los caballos trotaban de manera más liberada después de un baño de hielo.
Si un caballo sufre síndrome de agarrotamiento, no aplicar directamente el agua helada en los músculos del glúteo en la parte trasera del caballo, sino que es recomendable centrarse en áreas donde los vasos sanguíneos sean más superficiales (por ejemplo cabeza, cuello espalda y costillas).
Finalmente no colocar un manta sobre el caballo mientras se le intenta refrigerar. Una manta impedirá la evaporación del agua de la piel y no se recomienda en condiciones de calor y humedad.
La exposición prolongada a altas temperaturas puede resultar en estrés por calor, golpes de calor y complicaciones como la deshidratación, espasmos musculares y cólicos. Un calentamiento excesivo puede resultar de un clima caluroso, humedad alta, escasa ventilación en caso de estar en boxes, una exposición directa prolongada a la luz del sol, trabajo excesivo, transporte o obesidad.
Los síntomas de estrés por calor son una temperatura superior a 40ºC, frecuencia cardíaca y respiratoria elevadas, sudoración excesiva, orejas bajas, signos de fatiga y deshidratación con un intervalo de bastantes segundos de recuperación tras pellizcar la piel del cuello o del hombro.
Si se obliga a trabajar en exceso a un caballo en condiciones de calor y humedad extremas podría sufrir un golpe de calor, un calentamiento excesivo grave que elevaría la temperatura rectal por encima de los 41ºC.
Los síntomas de un golpe de calor son frecuencias cardíacas y respiratorias elevadas que no disminuyen tras 20 minutos de haber realizado ejercicio, relinchos y angustia, deshidratación evidente con membranas mucosas secas y un intervalo de recuperación tras pellizcar la piel de entre 4 a 10 segundos, evidente debilidad muscular, des-coordinación y desplomarse.
*La temperatura rectal a menudo sobrestima la temperatura corporal central
Un caballo que sufre estrés por calor o un golpe de calor necesita ser refrigerado de inmediato. Un golpe de calor es una emergencia que requiere atención veterinaria inmediata. El tratamiento incluye: parar de inmediato cualquier tipo de ejercicio, poner al caballo a la sombra, usar ventiladores, refrescar con agua helada y eliminar el agua con una rasqueta, proporcionarle agua fresca y limpia y electrolitos si es posible. Los caballos con un golpe de calor a menudo requieren un tratamiento con fluidos intravenosos y electrolitos para recuperar los niveles de hidratación y normalizar la química sanguínea.
Algunos aún creen que los caballos no deberían beber cantidades de agua ilimitada cuando hace calor por una posible hiper-distensión del estómago que pueda producir un cólico. El estómago de un caballo puede contener entre 7 y 15 litros de agua sin que se destense en exceso. Permitir que el caballo beba sorbos de agua limpia y fresca cada pocos minutos es necesario para combatir los efectos del estrés por calor.
También hay quien cree que una corriente en temperaturas calurosas. hará que un caballo mojado tenga escalofríos. Los ventiladores (o corrientes de aire naturales) hacen aumentar la evaporación y la velocidad del proceso de refrigeración. Aún más efectivos son los ventiladores con bruma, la bruma se usa comúnmente en la industria ganadera para la refrigeración en zonas geográficas afectadas por las altas temperaturas.
Aunque el verano es la época evidente en la que se pueden dar problemas debido al calor, temperaturas calurosas inesperadas pueden causar también un exceso de calentamiento, especialmente si el caballo no está en forma y tiene el pelo largo y grueso.
Adjunto el link y los créditos para quien le pueda interesar:
http://www.extension.umn.edu/agriculture/horse/care/managing-horses-during-hot-weather/
Reviewers: Kim Otterson and Missie Schwartz
Photo credits: Krishona Martinson, PhD, University of Minnesota