Cuando sale en un día frío de invierno tu caballo corre alrededor del paddock, botándose y dando coces al aire? O después de un día de lluvia, va a toda marcha por los caminos y cuesta pararlo? La gente dice a menudo “Mi caballo está chisposo porque hace frío!” Pero, ¿cómo afecta realmente el tiempo al comportamiento de un caballo? La respuesta nos la hace llegar el especialista en comportamiento equino Robin Foster, PhD, CHBC, Cert. AAB, IAABC, en un artículo de la revista The Horse.
¿Cómo mantienen el calor los caballos?
Cuando hace frío, viento y humedad, conservar el calor puede ser un tema de vida o muerte. Los ancestrales caballos salvajes se adaptaban a los climas con duros inviernos y poca comida. Algunas razas domesticas están mejor cualificadas para adaptarse a condiciones de frío y humedad que otras, pero la mayoría de caballos sanos puede mantener su temperatura corporal normal de 37º-38º en una amplia variedad de temperaturas externas. Cuando el termostato cae por debajo de los -10º/-15ºC – el límite más bajo de su zona “termo-neutra” - los caballos necesitan adoptar varias estrategias para prevenir una pérdida de calor corporal peligrosa.
Correr enérgicamente, botarse y otros comportamientos similares queman calorías y no es la estrategia que los caballos usan para mantenerse calientes cuando hace frío. En su lugar, conservan la energía, se agrupan muy juntos, y buscan refugio.
Durante el verano los caballos tienden a buscar refugios para protegerse de las picaduras de los mosquitos. Durante el invierno es más probable que los usen para evitar la pérdida de calor corporal cuando llueve. Pero no suelen usar los refugios para mantener el calor si hace frío pero no llueve.
Los caballos más pequeños y los ponis están mejor adaptados al tiempo frío porque tienen menos superficie corporal expuesta a los elementos. Un grueso pelaje de invierno y la grasa corporal les proporcionarán el aislamiento necesario del frío. Pelarles y ponerles mantas hacen que mantengan el pelo corto y limpio pero interfiere con su capacidad de generar el pelaje con las propiedades aislantes naturales propias.
Varios estudios de investigación sugieren que los caballos en realidad son menos activos cuando hace frío y humedad. Por ejemplo, comparado con otras épocas del año, durante los duros inviernos en Noruega, de frío y lluvia, los caballos islandeses pasaban menos tiempo corriendo y jugando, pero en cambio la misma cantidad de tiempo comiendo, andando y durmiendo.
Los caballos salvajes Przewalski y los ponis Shetland son también menos activos en invierno. Curiosamente, son capaces de conservar la energía ralentizando los procesos metabólicos de su cuerpo – proceso llamado hipometabolismo de invierno – que podría ser una adaptación a las condiciones de escasez de comida y clima duro. Con acceso habitual a la comida y a refugio durante el invierno, la mayoría de caballos domésticos no tienen dificultad para mantener la temperatura corporal normal incluso en lugares donde el termostato cae habitualmente a niveles muy fríos.
Ejercicio y sociabilización
A menudo los caballos pasan más tiempo estabulados y haciendo menos ejercicio en los meses fríos y húmedos de invierno, y en muchos sitios, la temporada alta de competición es en primavera o verano.
Más que servir como un descanso, la época de invierno puede crear un cambio importante en su rutina, con un bajón destacable en la actividad física y mental, la atención de los humanos y la sociabilización con otros caballos. Los días son más cortos también, lo cual puede incurrir en más tiempo estabulado y menos tiempo saliendo, entrenando o de paseo. Este estilo de vida empobrecido es probablemente la razón por la que los caballos están más chisposos y con energía en esta época del año.
Esta actitud “chisposa” puede resultar entretenida de ver o a la hora de trabajarlos o montarlos, pero esta explosión de energía durante un clima de frío y lluvia podría ser una señal de que no está realizando en general suficiente actividad. Una rutina de invierno debería incluir oportunidades diarias de ejercicio y salida al exterior, si no es posible todo el día, por lo menos unas cuantas horas a un campo o pista. Puede ayudar, sobretodo, si incluye tiempo con otros caballos.
En caso de que las condiciones de invierno sean extremas y limiten o impidan dejarle salir a pasear o a entrenar, hay que sustituirlo con otras actividades como pasar un tiempo de calidad con él, para fortalecer vuestra relación caballo-humano, haciendo ejercicios sencillos con clicker, por ejemplo, que puede ser estimulante mentalmente para ellos. Alimentarles con redes slow feeder será otra forma de que estén entretenidos durante horas y al pasar más tiempo masticando y menos tiempo solamente de pie su actividad se parecerá más a la actividad natural de los caballos que se mueven libremente.