El verano puede ser una de las estaciones preferidas de los amantes de los caballos. Los días son más largos, no hay lluvia ni barro, y el pelaje de tu caballo está brillante y fácil de limpiar. Naturalmente las altas temperaturas hacen que montar quede relegado a las horas más frescas del día, a primera y última hora. Aún así es una buena época para disfrutar con los caballos.
Para los caballos quizá no es tan idílica esta época: las moscas, mosquitos, tábanos y el calor no son sus cosas preferidas, son una gran molestia. Su cuerpo además puede retener el calor mejor de lo que lo elimina, por lo que los caballos simplemente no están diseñados para el clima de verano.
Pero igual que en invierno hay que poner atención a ciertas cosas que pueden afectar al bienestar del caballo, en verano sucede lo mismo. Es conveniente estar al tanto de los problemas de salud que el verano puede traer para poder identificarlos temprano y tomar medidas para cuidar a tu caballo. Aunque pueden variar dependiendo de donde seas, hay algunas preocupaciones que son casi universales.
Aquí hay un vistazo rápido a algunas de las condiciones que podrían afectar negativamente el bienestar de tu caballo este verano.
1. Anhidrosis: La anhidrosis es la incapacidad para sudar. La causa exacta aún se desconoce, pero se cree que está relacionada con la estimulación prolongada de las glándulas sudoríparas, particularmente en condiciones muy calientes y húmedas. Esto hace que el sistema termorregulador del caballo esencialmente se apague. Los caballos que no pueden sudar se sobrecalientan con el más mínimo esfuerzo en clima cálido.
Cómo reconocerlo: Un caballo anhidrótico estará seco cuando los que están a su alrededor estén sudando. También puede mostrar signos de estrés por calor porque no puede refrescarse. Puedes detectar este problema a tiempo si notas que tu caballo está sudando menos de lo que solía o menos de lo que la temperatura y la situación parecen requerir. Consulta a tu veterinario para un diagnóstico.
Qué puedes hacer: No hay una cura comprobada para la anhidrosis, aunque algunos propietarios y veterinarios han tenido suerte con suplementos formulados para tratar la condición.
La forma más segura de ayudar a un caballo anhidrótico es llevarlo a vivir a un clima más fresco. Muchos pueden funcionar muy bien e incluso pueden volver a sudar después de algunos años. Si no puedes trasladar a tu caballo y tiene anhidrosis, tendrás que mantenerlo lo más fresco posible usando ventiladores si lo tienes en cuadra, asegurándote que siempre tenga agua fresca durante los meses de verano y no podrás montarlo durante este tiempo.
2. Cascos dañados: Al igual que tu propia piel, un casco se daña cuando el trauma por fuerte impacto hace que los vasos sanguíneos internos se rompan y filtren. En verano, los daños en los cascos se deben comúnmente a trabajar rápido en terrenos secos y endurecidos o por pisotear repetidamente para espantar a las moscas.
Cómo reconocerlo: Un caballo con daños en los cascos probablemente tendrá dolor y estará sensible, particularmente en terrenos firmes. Presta atención si tu caballo comienza a dar pasos más cortos o es reacio a caminar sobre superficies que antes recorría sin vacilación. Los daños a veces pueden verse en la suela limpia de un casco recién recortado. Si el casco se agrieta y entran bacterias, esto puede convertirse en un absceso, y el caballo se volverá dramáticamente cojo a medida que el pus se acumule y no tenga por dónde disiparse dentro de la rígida pared del casco.
Qué puedes hacer: Mantén un ritmo lento en terreno duro—solo caminar y trotar si los cascos “resuenan” al pasar por él. Para controlar el pisoteo por las moscas, ayuda a tu caballo con repelentes para moscas y aplícalo especialmente en las extremidades. También puedes usar en casos graves bandas repelentes o envolturas.
Sea cual sea la causa del daño, unas botas para los cascos también pueden ayudar a proteger los pies de tu caballo. Habla con tu podólogo/herrador sobre las opciones que podrían funcionar bien para tu caballo y tu entorno.
3. Conjuntivitis: La conjuntivitis es la inflamación de las membranas alrededor del ojo del caballo, causada por una infección. Ocurre cuando un trauma en esos tejidos abre el camino para una invasión bacteriana. En verano es muy habitual que las moscas se posen alrededor del ojo del caballo, atraídas por la humedad. Para librarse de la irritación, el caballo se frota el ojo en su rodilla. Los insectos se van, pero cualquier bacteria que llevaban se frota en las membranas sensibles del párpado. El polvo arrastrado por el viento también puede causar irritación y frotamiento, lo que lleva a la conjuntivitis. A diferencia de en personas y ganado, la conjuntivitis en caballos no es contagiosa.
Cómo reconocerlo: Un caballo con conjuntivitis tiene los párpados hinchados, quizás con membranas de color rosa enojado que sobresalen a través de los párpados. El ojo también puede estar lloroso y moqueante. Si abres los párpados, verás un globo ocular normal y claro. Esto es importante para ayudar a distinguir la conjuntivitis de otras condiciones oculares mucho más graves como la uveítis o infecciones fúngicas. Del mismo modo, un caballo con conjuntivitis no será sensible a la luz, mientras que un caballo con una condición ocular más grave probablemente sí lo será.
Qué puedes hacer: La mejor prevención para la conjuntivitis es una máscara contra moscas bien ajustada usada continuamente. Esto no solo mantendrá a los insectos alejados, sino que también reducirá el polvo que sopla hacia los ojos de tu caballo. También puedes intentar reducir la población de moscas en tu granja con prácticas sensatas del manejo de estiércol. Si tu caballo desarrolla conjuntivitis, el tratamiento es una pomada ocular antibiótica tópica, que tu veterinario puede recetar, pero es mejor que le visite para asegurarse que es conjuntivitis y no algo mucho más serio. Proteger su visión es un dinero bien empleado.
4. Deshidratación: Desde un punto de vista puramente fisiológico, la deshidratación es una deficiencia de líquidos dentro de un organismo. Pero es mucho más que tu caballo simplemente teniendo sed. La deshidratación puede causar problemas de salud graves, como cólico por impactación, y convertirse en una complicación de otras condiciones. La deshidratación puede ocurrir en cualquier época del año, pero es común en verano cuando la pérdida de líquidos por sudoración supera la ingesta de un caballo a través de la bebida.
Cómo reconocerlo: Un caballo deshidratado estará letárgico, con membranas mucosas secas y pegajosas y ojos de aspecto “hundido”. Es importante darse cuenta de que se está dando la deshidratación mucho antes de que llegue a este punto; la mejor manera es usar una prueba de pellizco de la piel: Agarra un pliegue de piel en el punto del hombro y tira de él. Deja que la piel se suelte y cuenta los segundos hasta que esté plana de nuevo. En un caballo adecuadamente hidratado, volverá a su lugar en uno o dos segundos. Cualquier tiempo mayor indica deshidratación, y un retraso de seis a 10 segundos justifica una llamada a tu veterinario.
Qué puedes hacer: Asegúrate de que tu caballo tenga agua fresca disponible en todo momento. Y no creas el mito de que beber después del trabajo causa calambres o cólicos—no es cierto. Si añades electrolitos al agua de tu caballo, ofrece un segundo balde de agua pura para que tenga la opción de beber eso también.
Si te preocupa que tu caballo aún no esté bebiendo lo suficiente, anímalo saborizando su agua con un poco de jugo de manzana, o ofrécele rodajas de sandía—un truco utilizado por los jinetes de resistencia para aumentar la ingesta. Si tu caballo resiste todos tus esfuerzos para alentarlo a beber, llama a tu veterinario.
5. Hipersensibilidad a insectos equinos (dermatitis estival): Esta es una reacción alérgica a la saliva de pequeños mosquitos (Culicoides spp.). La reacción puede ocurrir en cualquier parte del cuerpo de un caballo, pero más comúnmente aparece en el vientre, la raíz de la crin, la base de la cola y la cara. El caballo desarrolla una picazón intensa en esas áreas, lo que puede llevarlo a frotarse tanto que dañe la piel. Algunas razas parecen ser más genéticamente susceptibles, incluidas las Ponis Galeses, los Caballos Islandeses y los Shires.
Cómo reconocerlo: Un caballo con dermatitis estival tiene parches de piel sin pelo, con costras e inflamados en las áreas afectadas. También estará rascándose obsesivamente esos lugares, frotándolos contra cercas, troncos de árboles, el suelo y cualquier otra cosa que pueda.
Qué puedes hacer: Primero, protégelo tanto como puedas de los insectos. Los sprays para moscas ayudan, pero asegúrate de que sean repelentes y no solo insecticidas, que pueden matar solo después de que las moscas hayan picado y causado daño. Hay cremas a base de aceites esenciales que ayudan a repeler, hidratar y a regenerar la piel y el pelo, como Dermsafe. También existen mantas de verano a prueba de mosquitos, algunas de las cuales envuelven todo el vientre y la cabeza de la cola, y en casos extremos pueden ayudar mucho a proteger a tu caballo.
Si nada funciona puedes hablar con tu veterinario para discutir otras opciones. Hay medicamentos como champús y inyecciones de corticosteroides pueden ayudar a detener la reacción inflamatoria.
6. Golpe de calor: Los caballos evolucionaron en climas más frescos, por lo que están diseñados para retener el calor para mantenerse calientes. Si bien esto le sirve bien al caballo en invierno, durante los meses de verano puede causar que su temperatura interna suba rápidamente, especialmente cuando se esfuerza.
Si su temperatura alcanza los 40 grados Celsius, su sistema metabólico no puede funcionar correctamente. A los 40,5 grados, sus órganos se paran y se produce un colapso circulatorio que puede llevar finalmente a la muerte.
Cómo reconocerlo: Un caballo con un golpe de calor sudará profusamente en los hombros, cuello, grupa y posteriores; la humedad goteará de su vientre. En casos extremos, puede dejar de sudar porque su sistema está tan estresado. También puede “jadear” en un esfuerzo por disipar el calor como lo haría un perro, o puede respirar muy profunda y rápidamente. Puede tener una actitud “apagada” como si estuviera distraído, o puede estar en un estado frenético y casi en pánico.
Qué puedes hacer: Para inmediatamente el trabajo con tu caballo. Dúchalo con agua fría y elimina el agua del pelo para facilitar la evaporación del enfriamiento. No causa daño usar agua fría sobre los músculos calientes. En casos extremos, aplica compresas de hielo en su cara y garganta, lugares donde la sangre está cerca de la superficie y se puede enfriar. Mantenlo a la sombra y ofrécele agua. Si el caballo no se recupera en pocos minutos o se desploma, llama a tu veterinario.
7. Fotodermatitis: Aunque a menudo se confunde con quemaduras solares o raspaduras, la fotodermatitis es potencialmente mucho más grave. La fotodermatitis primaria ocurre cuando un caballo come una planta que contiene un compuesto fotodinámico que reacciona a los rayos ultravioleta (UV). Cuando estos compuestos circulan en el sistema sanguíneo cerca de la superficie de la piel sin pigmentación, la reacción química resultante daña los tejidos. En la fotodermatitis secundaria, el hígado dañado del caballo no puede descomponer los niveles normales de compuestos fotodinámicos, lo que lleva a la misma reacción.
Cómo reconocerlo: La fotodermatitis causa ampollas muy dolorosas en la piel, seguidas de la formación de costras apretadas y escamosas. Estas aparecerán en la piel rosa bajo marcas blancas y se desprenderán con el tiempo.
Qué puedes hacer: Comienza protegiendo a tu caballo de la luz solar. Si su cuerpo entero está afectado, haz que pase sus días a oscuras, en una cuadra, cobertizo o incluso en una pista cubierta. Si las ampollas están sólo en sus extremidades, puedes usar vendas para protegerlas. Si su cara o morro están afectados, usa una máscara anti-mosquitos con bloqueo UV y con solapa para el morro.
No rasques las costras, porque esto será extremadamente doloroso para el caballo y es innecesario para la curación. Déjalas caer naturalmente. Si la costra es muy grande o tu caballo parece estar enfermo, llama a tu veterinario, quien puede prescribir medicamentos antiinflamatorios o esteroides para el dolor.
Una vez que tu caballo haya sido atendido, intenta averiguar por qué ha ocurrido la reacción, si es posible; revisa en el pasto por si hay plantas que causen fotosensibilidad, como el trébol alsike (Trifolium hybridum), el alforfón (Fagopyrum esculentum) o el Hipérico (Hypericum perforatum). Además, pide a tu veterinario que revise la función hepática de tu caballo.
8. Quemaduras solares: Al igual que en las personas de piel clara, las quemaduras solares en los caballos son la quemadura de la piel debido a la sobreexposición a la radiación UV. La piel oscura está protegida por el pigmento melanina, y el pelaje del caballo también ofrece alguna protección, pero la piel rosada con poco o ningún vello—como en el hocico—es más susceptible.
Cómo reconocerlo: La piel quemada por el sol en los caballos se verá enrojecida e hinchada. En casos extremos, la piel puede agrietarse, sangrar o segregar un poco de líquido. Si muestra una costra extensa, apretada y dolorosa en la piel es más probable que sea causada por la fotodermatitis, que es un proceso patológico diferente y requiere diferentes medidas de tratamiento.
Qué puedes hacer: Protege las áreas vulnerables de la piel de la luz solar. Puedes hacerlo con algo que bloquee el sol—muchas máscaras para moscas incorporan solapas para la nariz para cubrir los hocicos rosados—o con una capa gruesa de ungüento de óxido de zinc. Si tu caballo tiene quemaduras solares, trátalo con suavidad con una crema emoliente espesa. Si las quemaduras solares no mejoran significativamente en unos pocos días, llama a tu veterinario.
Con un poco de supervisión diaria y proporcionándole los cuidados y un entorno donde pueda protegerse de los achaques del verano, tanto tu caballo como tu podréis disfrutar de esta época juntos.
Comments