Si me seguís ya sabéis que a menudo os hablo de lo potente que es el olfato del caballo. Por eso me ha entusiasmado encontrar este artículo de Denise Steffanus sobre un estudio que ha querido comprobar si los caballos pueden detectar por el olor nuestras emociones. Lo tenéis a continuación, disfrutad!
Piensa en la primera vez que tuviste contacto con un caballo. ¿Te dijeron que si tenías miedo, el caballo podría olerlo? Pues resulta que es verdad.
Las personas emitimos una señal química concreta al experimentar una emoción específica que causa la misma emoción en otra persona que huela ese olor. Estas señales químicas las emite el cuerpo humano principalmente a través del sudor. Un grupo de investigadores ha descubierto que los caballos también pueden oler las emociones humanas.
El Dr. Antonio Lanatá y sus colegas de la Universidad de Pisa, Italia, han descubierto que los caballos pueden oler el miedo y la felicidad. Si bien estas son solo dos emociones que identificaron los investigadores, estudios adicionales pueden revelar que los caballos pueden captar emociones adicionales de los olores corporales que emiten los humanos.
Los investigadores tenían una teoría: “Sabemos que los caballos pueden tener reacciones inesperadas cuando son montados por una persona nerviosa. Los antecedentes de esta investigación nos llevaron a sospechar que es probable que el sistema olfativo de los caballos les permita leer los estados emocionales humanos por medio de las señales químicas axiales que los humanos emiten”.
Los participantes humanos en el estudio con caballos vieron películas de terror o películas felices mientras usaban almohadillas en las axilas para recoger el sudor. El equipo de investigación pidió a los sujetos que observaran un protocolo estricto durante dos días antes de la recolección del sudor que eliminara la exposición a alimentos olorosos, alcohol, tabaco u olores externos que pudieran comprometer los resultados. También se les pidió que no hicieran demasiado ejercicio.
A siete caballos de estudio de diferentes razas se les equiparon dispositivos de telemetría portátiles que midieron la variabilidad de su frecuencia cardíaca. Cuando se les permitió oler las almohadillas de las axilas que contenían sudor de miedo o sudor de felicidad, sus sistemas nerviosos autónomos reaccionaron. El sistema autónomo controla la frecuencia cardíaca y la respiración.
El estudio utilizó instrumentos de telemetría sofisticados que mostraron una marcada diferencia entre las respuestas fisiológicas de los caballos al miedo humano y a la felicidad humana.
“Nuestros resultados revelaron que los olores del cuerpo humano inducen cambios simpáticos y parasimpáticos y estimulan emocionalmente a los caballos, lo que sugiere una transferencia de emociones entre especies a través de los olores corporales”, concluyó Lanatá.
¿Aprendido o Instinto?
Lanatá explicó que cuando un caballo huele a una persona que le presentan, está midiendo al individuo para detectar su emoción, entre otras cosas. Esta información le dice al caballo cómo reaccionar ante esa persona.
Este estudio confirmó que los caballos reaccionan al olor del miedo y la felicidad humanos, pero ¿son respuestas aprendidas o por instinto? Por ejemplo, si el individuo que maneja con mayor frecuencia un caballo específico actúa agresivamente cuando tiene miedo, tal vez golpeando al caballo, ¿espera el caballo que lo golpeen cuando huele el miedo de cualquier humano? Por el contrario, si la experiencia del caballo con humanos temerosos ha sido que estos se retiran o permiten que el caballo se salga con la suya, ¿se aprovechará el caballo intimidando a cada humano que huele a miedo?
La felicidad es menos complicada. Todos conocemos a esa persona en particular cuya alegre presencia hace que todos se sientan bien. La ciencia ha demostrado que los caballos también reconocen las expresiones faciales de felicidad, y un olor a felicidad podría reforzar esa percepción.
Armado con el conocimiento de que los caballos pueden oler las emociones humanas, ¿sería posible engañar al caballo usando un aroma que enmascare el olor humano natural?
“Qué pregunta tan interesante”, dijo Lanatá. “Para ser honesto, no lo sé, pero sería posible si pudiéramos producir un olor a emoción positiva. De hecho, estamos trabajando en ello para producir olores emocionales reales. Pero eso es otro estudio diferente”.
En su novela The Horse Tamer, el renombrado autor infantil Walter Farley ofreció lo que llamó el secreto árabe:
“Para hacer que un caballo salvaje se acerque a nosotros o que un caballo agresivo que esté más tranquilo, se toman dos partes de aceite de rodio, una de comino y otra de anís. Poner en una botella y tapar bien hasta que esté listo para usar. Se frota un poco de esto en las manos y, mientras se sostiene delante del caballo, se acerca desde el lado por donde venga el viento. Cuando esté lo suficientemente cerca, frota un poco en la nariz y en 10 o 20 minutos el caballo estará listo para recibir tus bondades y plan de enseñanza”.
En el mundo actual, puede resultar difícil encontrar aceite de rodio (aceite de palo de rosa) que no sea sintético, pero el extracto de comino y anís son elementos básicos en la cocina de todo buen chef. Este escritor probó estas especias cuando se le pidió que pusiera la cabezada a un grupo de potros destetados de seis meses que previamente no habían sido manipulados, con resultados sorprendentes. El dueño no había podido ni siquiera acercarse a los potros, pero el olor a comino y anís los atraía y les permitía aceptar ser tocados. En cuestión de minutos, les puso a cada uno la cabezada y los llevaba del ramal.
Lanatá dijo que el estudio de su equipo se realizó en un laboratorio, donde estas preguntas no fueron respondidas. Confía en que sus resultados abran la puerta a una mayor exploración de este interesante fenómeno en otros campos de la interacción entre caballos y humanos.
“Si nuestros resultados son confirmados por nosotros mismos o por otros investigadores”, escribió Lanatá, “se obtendrán muchos resultados positivos, en primer lugar en la educación del caballo y el adiestramiento del animal, porque el entrenador/educador debe tener en cuenta que sus emociones son transparentes para el animal, entonces algunas reacciones animales inesperadas podrían entenderse bien, y así sucesivamente. Además, en las intervenciones asistidas por animales, estos resultados podrían mejorar nuestra capacidad en el manejo de caballos para terapias, especialmente con personas con discapacidad, trastornos mentales o personas afectadas por autismo”.
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