Primero de todo, hay que tener en cuenta que cada caballo es un individuo único, y lo que molesta a un caballo puede no molestar a otro. Conocer a tu caballo y ser capaz de identificar lo que le molesta y le estresa es el mejor de partida.
El estrés puede manifestarse de muchas maneras diferentes, algunas de las cuales se perciben como un comportamiento no deseado. Sin embargo, también puede hacer que el caballo desarrolle estereotipias, por ejemplo, el baile del oso, tragar aire o morder madera, para ayudarlos a sobrellevar la situación.
Lista de cosas a tener en cuenta para ayudar a que tenga menos estrés:
Como dueños de caballos, nuestro deber es minimizar su estrés mediante un buen cuidado y entrenamiento y, a menudo, son varias aspectos los que pueden ayudar en esto:
1. Hazle una “ITV”
Lo primero que debemos hacer es asegurarnos de que el caballo esté sano y sin dolor. Los caballos tienden a huir del dolor, por lo que un mal comportamiento y/o una reacción exagerada pueden ser el resultado de una lesión, una enfermedad o una silla mal ajustada. Pide a tu veterinario que le haga un chequeo de salud, para asegurarte de que está bien y considera que un dentista calificado le revise los dientes y un fisioterapeuta u osteópata el dorso y el cuerpo en general.
Pídele a un experto que verifique el ajuste de su silla de montar, y también podría valer la pena verificar que su brida no le cause ninguna molestia, y, si lo montas con bocado, que no le haga daño y que le quede bien.
2. Calidad de vida donde vive
Los caballos son animales de manada y evolucionaron para vivir en un grupo constante y bien estructurado. En la naturaleza, pasan los días pastando en una variedad de pastos, hierbas y arbustos y moviéndose juntos como una manada. La manada les da seguridad en números, una sensación de seguridad y los hace generalmente más tranquilos.
A pesar de los años de domesticación, los caballos aún prefieren vivir todo el año acompañados de sus congéneres, y en especial los caballos enérgicos pueden beneficiarse enormemente de esta forma de vida en un espacio amplio. No solo podrán gastar el exceso de energía, sino que estarán más cerca de su entorno natural, que puede ayudarlos a mantenerse más tranquilos, a estar menos estresados y menos propensos a portarse mal. Si tu centro ecuestre no ofrece la posibilidad de acceso a un terreno amplio con otros compañeros equinos o acceso al exterior a diario durante todo el año, estar estabulado puede estar afectando al bienestar de tu caballo y valdría la pena buscar otro centro que sí ofrezca esta opción.
3. Evalúa su alimentación
Evalúa la alimentación de tu caballo y determina si está obteniendo demasiada energía innecesariamente de su alimento. El intestino del caballo funciona mejor con una ingestión constante de pequeñas cantidades de forraje con alto contenido de fibra, por lo que, ya sea un pony o un caballo de competición, la mayor parte de su dieta debe basarse en la fibra. La fibra se puede alimentar de muchas maneras, desde heno seco, o bien empapado para los caballos propensos a tener laminitis, hasta alfalfa para el caso de caballos de deporte de alto rendimiento.
Así pues, en lugar de simplemente añadir alimentos concentrados, elige el tipo de fibra adecuado para tu caballo. Si necesita energía adicional, puedes complementar la fibra con aceite, que es una gran forma de energía de liberación lenta y es mucho menos probable que provoque momentos de energía explosiva como sucede con los concentrados. Vigila el peso de tu caballo regularmente para asegurarte de que tiene la alimentación adecuada en cantidad, frecuencia y contenido en fibra.
4. Posibilidad de movimiento
Muy importante, asegúrate de que tu caballo puede moverse bastante, ya sea haciendo ejercicio, montando o simplemente paseando del ramal. Una mezcla de trabajo pie a tierra, paseos a pie y montado es ideal. Si no puedes ir todos los días, lo mejor es asegurarse de que vive en un lugar donde puede moverse libremente todo el día, o sino busca a alguien con quien compartirlo para que vaya los días que tu no puedes.
En los caballos que su metabolismo funciona bien y hacen los cambios de pelo estacionales correctamente (no son viejos, ni están enfermos, ni se les ha rapado), no sería necesario ponerles manta. Los caballos no empiezan a sentir frío hasta que la temperatura baja a unos 5 °C, y el hecho de usar el exceso de energía para mantenerse calientes es también beneficioso.
5. Gánate su confianza
Si tu caballo es inseguro o tiene dependencia de otro compañero, puede tener dudas a la hora de salir contigo de paseo o a entrenar y reaccionar huyendo o luchando, su forma de enfrentarse a lo que consideran una situación desagradable o peligrosa. En este caso, es necesario primero solucionar este tema ganándote su confianza, gradualmente, dando pequeños pasos y pidiendo cada vez un poquito más, suave y firmemente. Cuando el caballo se sienta escuchado y tenido en cuenta, también él empezará a escucharte y a confiar en tí.
6. Alimento para un intestino sano
A menudo se dice que un intestino equilibrado da como resultado un caballo equilibrado. Si tu caballo es propenso a adelgazarse mucho, no mantiene el peso fácilmente o tiende a tener úlceras, busca a un nutricionista profesional que te recomiende un suplemento dietético específico para ayudar a evitar problemas de digestión.
7. Prueba a ofrecerle aceites esenciales
El olfato del caballo está muy desarrollado y conecta con la parte emocional en el cerebro. Hay muchos aceites esenciales que tienen propiedades relajantes, calmantes, o que les pueden dar seguridad o ayudarles a centrar la energía si tienden a estar dispersos. Lo importante es siempre ofrecer al caballo primero que huela los aceites y dejarle oler el que elija, nunca imponerle un aceite a un caballo.
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